Optimismo y expectativas altas: los comerciantes, hoteleros y gastronómicos de las áreas turísticas de Córdoba esperan el verano como un campesino aguarda la llegada de la temporada de lluvias después de una larga sequía.
Después de la peor crisis que haya padecido el sector en su historia, por efecto de la pandemia, la vuelta de un verano casi normal entusiasma a los que viven del turismo en Córdoba.
Ese optimismo también se relaciona con el buen movimiento que se viene observando en cada fin de semana desde que se levantaron las restricciones y en que los costos y los temores para salir al exterior ayudan a decidirse por destinos nacionales.
En Villa Carlos Paz, que concentra a casi el 40 por ciento de la capacidad de alojamiento turístico de la provincia, el presidente de la Asociación Hotelera Gastronómica local Leonardo González, dijo que “las consultas son muchas, las reservas van creciendo y todos los días se van sumando”.
El verano pasado, las tarifas promedio en las Sierras rondaban entre los cuatro mil y los nueve mil pesos para una habitación doble en un hotel tres estrellas y entre tres mil y 5.500 en uno dos estrellas. En cabañas, para cuatro personas, las tarifas giraban entre los tres mil y los 11 mil pesos, según las categorías. Ahora, habría que calcular alrededor de un 40 por ciento más, si la operación se cierra por estos días. Pero con la salvedad de que hay establecimientos que tarifan por encima o por debajo de ese porcentaje.
Respecto a la gastronomía, los cálculos son más complejos: los precios van subido en sintonía con el aumento en los alimentos. Una parrillada para dos hoy cuesta, en promedio, unos 2.600 pesos en las Sierras; un plato de pastas 700 y un lomito 650. Claro que hay mil variantes de esos valores, según cada lugar. Nadie se anima a asegurar cuánto se pagarán en diciembre.