Noelia Pedraza, monteboyense que soñaba con disfrutar las playas de México, fue deportada tras pasar una mala experiencia en Migraciones del Aeropuerto de Ciudad de México.
Pedraza, quien había ahorrado durante meses para su viaje, explicó que llegó con todo en regla: pasaje de vuelta, pasaporte vigente, reservas de alojamiento y hasta un seguro de asistencia al viajero. Sin embargo, a su llegada, fue sometida a cuatro entrevistas exhaustivas en las que le cuestionaron cada aspecto de su viaje y vida personal.
“Todo lo tenía en regla. Lo único que me faltaba era una reserva de ocho días. Pero, por el resto de los tres meses, tenía todo organizado y reservado”, contó Pedraza. A pesar de su documentación completa, relató que sintió un trato discriminatorio hacia ella y otros viajeros de origen latinoamericano, especialmente hacia personas de nacionalidad colombiana, boliviana y argentina.
Finalmente, le informaron que no podría ingresar al país y la trasladaron a una sala de detención donde, según sus palabras, vivió momentos de desesperación. “Me metieron en un calabozo con un ciudadano norteamericano que había sido detenido también. Nos dejaron encerrados desde las seis de la tarde hasta las dos de la mañana, en completa oscuridad, sin ninguna explicación”, relató. Pedraza afirmó que el norteamericano tampoco había comido y fue ella quien compartió su cena con él. Durante las horas de encierro, la situación de éste compañero de celda fue también motivo de burla por parte de los oficiales de migración, debido a que no hablaba español.
Luego, alrededor de las cinco de la mañana, el personal de migración intentó moverla a otra celda, argumentando preocupaciones sobre su seguridad con el “negro”, como se refirieron despectivamente al ciudadano estadounidense. Pedraza rechazó el cambio de celda, alegando que prefería quedarse con el hombre, quien resultó ser una persona tranquila, a arriesgarse a enfrentar una situación aún peor.
Ya en Argentina y aún procesando el mal momento, Pedraza busca difundir su experiencia y tiene programada una entrevista con el consulado argentino para analizar la posibilidad de tomar acciones legales.
Expresó su deseo de que su historia se haga pública para visibilizar el trato que reciben algunos viajeros latinoamericanos en México. “Lo que yo viví, no se lo deseo a nadie”, concluyó.