Artículo de La Voz del Interior 05/02/2018:
El traslado de la devaluación a los precios afectará al poder de compra de los salarios. Pero el sector agropecuario tendrá un tipo de cambio más alto para comercializar los granos.
La profundización de la estrategia oficial para calmar la crisis cambiaria tendrá algunos ganadores y algunos perdedores, dado que por un lado recrudecerá la denominada “bicicleta financiera”, por otro se enfriará la economía real, pero también se revitalizarán las exportaciones, sobre todo, agroindustriales.
Desde lo financiero, las Letras del Banco Central (Lebac) rendían ayer por encima del 40 por ciento en el mercado secundario. Es decir, casi el doble de la inflación proyectada por el propio “mercado” para este año.
El 15 de mayo vencen 680 mil millones que están puestos en ese instrumento, pero en el Gobierno estiman que eso no sugiere un riesgo, dado que los inversores no desarmarían esas posiciones por el alto retorno que reciben.
Ese enfriamiento significará una baja del consumo y de la demanda de empleo, rubros que venían registrando crecimientos muy tenues, por debajo de la expansión de la actividad económica que había tomado ritmo por el aprovechamiento de la capacidad ociosa. ¿Qué pasará con los salarios? El Gobierno ratificó ayer la pauta del 15 por ciento para las negociaciones paritarias, cuando la expectativa de inflación supera el 22 por ciento. Los grandes gremios tienen poder de fuego para disparar la “cláusula de revisión”, pero otros sectores no. Más complicados están, todavía, quienes no están registrados.
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En ese contexto, la escalada de las tarifas de los servicios públicos (como luz, gas, agua y transporte) y los combustibles determinará la caída del poder de consumo del salario real, lo que se sumará a la devaluación del 17,75 por ciento del peso, acumulada desde enero.
FUENTE: LA VOZ DEL INTERIOR (05-05-2018)
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